Hace ya casi 15 años que pinté esta pequeña habitación de azul, durante años fue la única que tenia nombre y color en las paredes, hasta me llegaron a preguntar si esperaba un niño, en vez de decir que era una maravilla que a alguien que se le hubiera ocurrido la fantástica idea de pintar aquella triste habitación que estaba lucida únicamente. Después llegó un verano y mi madre pintó todos los cabeceros y pieceros de las dos camas y empezamos a pintar las demás habitaciones, amarillo y un rosa que aspiraba a ser salmón algún día. Pero aquella pequeña habitación tenía algo que las demás no tenían, y es que esa habitación tiene encanto.
A falta de que termine de acolchar el quilt que irá en esa habitación, aquí está el quilt de las estrellas que hizo mi Ama y que yo la ayude en lo que pude. Este verano estuve unos días allí y me apliqué limpiando el arca del pan y un celemín, se lo enseñé a mi Ama y la gustó, que pena que no pudieras llegar a verlo. Pero te puedes llegar a sentir orgullosa, de que le devolviste a esa casa el encanto que había perdido. Espero pronto disfrutar de unos días de tranquilidad por Valdealiso, de respirar el aroma de los robles, de largos paseos con Txapel y la bici; también de ir a Nava de los Caballeros y meter un meneo a todas las señoras para que sigan cosiendo como lo hacían hace unos años conmigo.
Solo me queda una flor por acolchar.
Happy Quilting